Extractos seleccionados del libro: Las 7 Leyes Espirituales del Éxito de Deepak Chopra
La atención da energía, y la intención transforma. Cualquier cosa a la cual prestemos atención, crecerá con más fuerza en nuestra vida. Cualquier cosa a la cual dejemos de prestar atención, se marchitará, se desintegrará y desaparecerá.
La intención es el verdadero poder detrás del deseo. La sola intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. El solo deseo es débil, porque en la mayoría de los casos es atención con apego.
La intención, combinada con el desapego, lleva a una conciencia del momento presente centrada en la vida. Y cuando la acción se realiza teniendo conciencia del momento presente, su eficacia es máxima. La intención mira hacia el futuro, pero la atención está en el presente. Mientras la atención esté en el presente, la intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea en el presente. Debemos aceptar el presente tal como es. Aceptemos el presente y proyectemos el futuro. El futuro es algo que siempre podemos crear por medio de la intención desapegada, pero nunca debemos luchar contra el presente.
El pasado, el presente y el futuro son propiedades de la conciencia. El pasado es recuerdo, memoria; el futuro es expectación; el presente es conciencia. Por consiguiente, el tiempo es el movimiento del pensamiento. Tanto el pasado como el futuro nacen en la imaginación; solamente el presente, que es conciencia, es real y es eterno. Lo es. Es la potencialidad para el mundo del espacio y el tiempo, la materia y la energía.
LA LEY DEL "DHARMA" O PROPÓSITO EN LA VIDA
La ley del dharma tiene
tres componentes.
El primero dice que cada
uno de nosotros está aquí para
descubrir su verdadero yo,
para descubrir por su cuenta que el
verdadero yo es espiritual y que somos
en esencia seres espirituales que han
adoptado una forma física para
manifestarse. No somos seres humanos
que tienen experiencias espirituales
ocasionales, sino todo lo contrario:
somos seres espirituales que tienen
experiencias humanas ocasionales.
El segundo componente de
la ley del dharma es la
expresión de nuestro
talento único.
Cada uno de
nosotros tiene un talento tan único en
su expresión que no existe otro ser
sobre el planeta que tenga ese talento o
que lo exprese de esa manera. Eso quiere
decir que hay una cosa que podemos
hacer, y una manera de hacerlo, que es
mejor que la de cualquier otra persona,
en este planeta. Cuando estamos
desarrollando esa actividad, perdemos
la noción del tiempo.
El
tercer componente de la ley del dharma
es el
servicio a
la humanidad
- servir a los demás seres humanos y
preguntarse: "¿Cómo puedo ayudar? ¿Cómo
puedo ayudar a todas las personas con
quienes tengo contacto?" Cuando
combinamos la capacidad de expresar
nuestro talento único con el servicio a
la humanidad, usamos plenamente la ley
del dharma. Y cuando unimos esto al
conocimiento de nuestra propia
espiritualidad, el campo de la
potencialidad pura, es imposible que no
tengamos acceso a la abundancia
ilimitada, porque ésa es la verdadera
manera de lograr la abundancia.
Y no se trata
de una abundancia transitoria; ésta es
permanente en virtud de nuestro talento
único, de nuestra manera de expresarlo y
de nuestro servicio y dedicación a los
demás seres humanos, que descubrimos
preguntando: "¿Cómo puedo ayudar?", en
lugar de: "¿Qué gano yo con eso?",
Porque es con esta pregunta donde
rompemos el nivel del ego y entramos en
el Campo del Espíritu, donde todo es
posible.-
El cuerpo humano es otro
buen ejemplo de esta sinfonía. Una sola
célula del cuerpo humano realiza cerca
de seis billones de funciones por
segundo, y debe saber lo que todas las
demás células están haciendo al mismo
tiempo. El cuerpo humano puede tocar un
instrumento musical, matar gérmenes,
hacer un bebé, recitar poesías y
observar el movimiento de las estrellas,
todo al mismo tiempo.
Cada
célula opera además a través de la ley
del dar. Una célula vive y permanece
sana cuando está en estado de
equilibrio. Este estado es de
realización y armonía, pero se mantiene
a través de un constante dar y recibir.
Cada célula da y apoya a las demás, y a
cambio recibe alimento de ellas. La
célula permanece en estado de flujo
dinámico, el cual jamás se interrumpe.
En realidad, el flujo es la esencia
misma de la vida de la célula. Y
solamente manteniendo este flujo de dar
puede la célula recibir y, por tanto,
continuar con su existencia vibrante.
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